El amor cambia, no se muere
El amor para toda la vida es posible, pero en etapas.
Durante mucho tiempo se consideró que el matrimonio constituía un fin en sí mismo y que la ceremonia de boda era una fecha tan clave y definitoria que se abría inmediatamente en dos vertientes. Antes del casamiento todo era “espera”; después, todo “realización”.
La observación de la realidad ofrece un muestreo de problemas planteados a partir de aquella supuesta realización y confirma que la vida matrimonial varía a través del tiempo y las circunstancias.
En el matrimonio se da la evolución propia de cada uno en cuanto a su crecimiento personal y el darse de ambos a la propia relación conyugal con sentido de complementariedad. El amor en el matrimonio es un gran proceso que por supuesto no se da solamente en el tiempo, sino en la maduración de cada uno. Por eso, se afirma que el amor cambia, madura, crece, se fortifica, pero no envejece. Como no es una fuerza ciega, podríamos cometer el error de matarlo con indiferencia.
Estos cambios se van dando en la misma cotidianidad, por eso se habla de edades del matrimonio. Estas edades no son cronológicas, sí se relacionan, complementan y entrelazan. Es importante saber llegar a tiempo y no basarse en lo idílico.
En la edad de los recién casados, lo que domina es el proyecto en común de materializar los sueños y el autoconocerse para autoposeerse y así fusionarse con el otro y por el otro.
Fuente: Estilo de vida - Latam-msn
¡Un saludo, gente bonita!
2 comentarios:
¡gracias por la grandiosa idea "ser positiva ante todo"! ¡magnifico especial, hasta se me hizo cortito! jaja :)¡saludos!
gracias, maría. Cosas como estas, están formandose dentro de mi filosofía de vida, ^_^, y quiero compartirlo con ustedes, me alegra que te haya gustado... (veré si selecciono más, para otra), saludos!
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