"Siempre te reencuentras con quien amaste en el pasado"

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miércoles, mayo 16, 2012

Especial LJDH: Recopilando imágenes...

Bueno, bueno, estoy revisando mis carpetas y viendo, he decidido mostrarles mi recopilación de mis imágenes de LJDH.

Nota: Ninguna de las imágenes es propiedad mía y al final de la entrada, aparecerán los sitios en dónde las hallé.

Empecemos:

De la peli:

































Sí, solo sale Peeta, ¿verdad?, bueno, bueno, es mi culpa. ¡Estoy enamoradísima del tipo!, él es un perfecto ideal, es mi ideal, así, justo así y nada más y nada menos... ^_^ (jaja, que gracioso que mi chico de ensueño esté en un libro, ¿verdad?), sin mencionar que me siento muy identificada con lo que él dice: "No quiero que me cambien, (...) quiero morir siendo yo mismo", pero bueno, esto no es un momento filosófico, sino, un homenaje...

Seguimos...

En caricatura:


Necesité aire para recuperarme de eso, en el libro tres... 




Que llamen a los agentes de la paz y nos lleven al orfanato —pensé—. O, mejor todavía,
que me muera aquí mismo, bajo la lluvia.
Oí un estrépito en la panadería, los gritos de la mujer de nuevo y el sonido de un
golpe, y me pregunté vagamente qué estaría pasando. Unos pies se arrastraban por el
lodo hacia mí y pensé: Es ella, ha venido a echarme con un palo.
Pero  no  era  ella,  era  el  chico,  y  en  los  brazos  llevaba  dos  enormes  panes  que
debían de haberse caído al fuego, porque la corteza estaba ennegrecida.
Su  madre  le  chillaba: ¡Dáselo  al  cerdo,  crío  estúpido!  ¿Por  qué  no?  ¡Ninguna  persona
decente va a comprarme el pan quemado!
El chico empezó a arrancar las partes quemadas y a tirarlas al comedero; entonces
sonó  la  campanilla  de  la  puerta  de  la  tienda  y  su  madre  desapareció  en  el  interior,
para atender al cliente.
El  chico  ni  siquiera  me  miró,  aunque  yo  sí  lo  miraba  a  él,  por  el  pan  y  por  el
verdugón  rojo  que  le  habían  dejado  en  la  mejilla. ¿Con  qué  lo  habría  golpeado  su
madre?  Mis  padres  nunca  nos  pegaban,  ni  siquiera  podía  imaginármelo. El  chico  le
echó  un  vistazo  a  la  panadería,  como  para  comprobar  si  había  moros  en  la  costa,  y
después, de nuevo atento al cerdo, tiró uno de los panes en mi dirección. El segundo
lo  siguió  poco  después  y,  acto  seguido,  el  muchacho  volvió  a  la  panadería
arrastrando los pies y cerró la puerta con fuerza. (Los juegos del hambre de Suzanne Collins) (...)
Hasta el día de hoy, no he sido capaz de romper la conexión entre este chico, Peeta
Mellark,  el  pan  que  me  dio  esperanza  y  el  diente  de  león  que  me  recordó  que  no
estaba  condenada.





Desmotivaciones:






Esta fue mi reacción, cuando leí esto, la primera vez: "Esperen un minuto... (pausa para asimilar) ¿eso quiere decir que...? (pausa para continuar asimilando), ¡POR LA GRAN %&/%/%/%/! (ya lo asimilé)







Espero les gusten...


¡Saludos!



1 comentario:

Athena Rodríguez dijo...

A mí también me encanta Peeta, gracias por las imágenes. Saludos ^^

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