Todos sabemos que las
primeras experiencias de cualquier tipo están llenas de dos sentimientos:
emoción y miedo. Y el primer empleo no es la excepción a esta regla de la naturaleza
humana, sino todo lo contrario. El primer empleo es una especie de rito de
iniciación a la vida adulta de manera oficial y, más importante, un pequeño
inicio a ese camino llamado “independencia económica”.
Y ese es el porqué, en este
artículo repasamos esos errores que todo primerizo en el trabajo debe evitar:
Relaciones unilaterales en el trabajo: En el
mundo del trabajo, nadie es una isla, todos dependen de todos, como una máquina
de engranaje, cuya rueda gira la otra rueda y ésta gira la otra y ésta gira la
otra. Tu trabajo depende de que alguien haga el suyo y de tu trabajo depende que
alguien más haga lo que le corresponde; salvo contadas excepciones, en el área
laboral así suele suceder. Es por esto que una actitud de “lobo solitario” en el
trabajo es muy perjudicial, porque siempre van a necesitarte y siempre
necesitarás de alguien. El arte de crear lazos en el trabajo es algo útil (y a
veces hasta necesario) para sobrevivir en tu primer empleo: necesitas mentores
que te ayuden con todos esos pequeños detalles que en las capacitaciones se
suelen olvidar; necesitas aliados que te echen una mano cuando necesitas ayuda
o cuando tu trabajo depende de que ellos entreguen el suyo a tiempo. El
pensamiento de “ser parte de…” puede ayudarte a comenzar con este punto.
Querer
cambiar las cosas para mejorar, ¡desde el primer día!: Dar sugerencias para
mejorar el trabajo es excelente, ¡lo que no suele ser bueno es hacerlo cuando
todavía estás conociendo cómo funcionan las cosas! A veces sucede que en el
afán de querer hacer un buen trabajo, nos apresuramos y no observamos primero;
vemos cosas que a nuestro juicio deberían mejorar o cambiamos procesos ya
establecidos sin preguntar antes. Las personas pueden ver esta actitud de dos
maneras: tus jefes podrían verlo como irreflexión o incluso insubordinación
(pedir permiso o consultar antes de) y tus compañeros podrían verlo como
altanería (“es nuevo y ya quiere cambiarlo todo”). Primero observa el terreno y
cuando ya sepas cómo funcionan las cosas, entonces empieza a dar tus opiniones
o sugerencias.
Falta
de Inteligencia emocional: En los últimos años se han realizado infinidad de
investigaciones sobre la inteligencia emocional y su impacto en el éxito en el
área personal y… en el área laboral. La comunidad científica concuerda que las
personas con esta característica son más exitosas y eficientes en el trabajo
que sus contrapartes menos destacadas en este tipo de inteligencia. Todos
conocemos casos que confirman esta teoría: personas que realizan mal su trabajo
por haber terminado una relación amorosa o cuando los sentimientos negativos
están a flor de piel y se hacen o dicen cosas equivocadas ¡en el trabajo! Para
tener éxito, este aspecto es de primera importancia a considerar.
No
delegar: El hecho de delegar tiene que ver con si confías en la otra persona.
En el mundo laboral es importante saber delegar qué y a quiénes, porque si
empiezas a querer acaparar siempre tú todo el trabajo, terminarás estallando en
responsabilidades incompletas o fuera de tiempo (debido al Síndrome del
Burnout, a veces se puede estallar de manera literal). Como dice el dicho:
“Quien mucho abarca, poco aprieta”.
Relaciones
románticas: Siempre es mala idea forjar relaciones de tipo romántico en el
trabajo. Las relaciones románticas siempre están sujetas a volubilidad de parte
de los involucrados y a las circunstancias personales que pueden llegar a
influir en la relación (ejemplo: una mudanza a otro país de una de las partes),
también se puede mencionar: las peleas entre enamorados, las rupturas, los
engaños, entre otros. Combinar romance y trabajo es como jugar con un mortero
de mecha corta, sabes que no es buena idea encenderlo y solo los afortunados no
se han lastimado al haberlo intentado.
Experticia amateur: Hay un sentimiento
relacionado con tu trabajo o con tu vocación que muy pocas personas no tienen,
una especie de “orgullo de profesión”. Las personas suelen reaccionar de manera
hostil cuando otra persona desea interferir significativamente en lo que ellos
hacen o en la forma en que lo han hecho hasta ahora. Los consejos mal dados,
suelen tomar un cariz de intensidad peligroso cuando son dados de parte de
personas cuya experticia en el tema es nula o dudosa. Ejemplo: Una persona del
departamento de Diseño Gráfico quiere señalarle al Contador como hacer su
trabajo. Es posible dar consejos de manera correcta y en el momento apropiado,
pero si no es “tu área”, la persona lo tomará como ofensivo, porque estarás
transmitiendo el mensaje de que es incompetente o el mensaje de que sus
estudios no le han servido de nada porque tú sabes más (sin haber estudiado
realmente lo que ella estudió).
¿Estás de acuerdo con la
lista anterior?, ¿Cuál añadirías tu?