"Siempre te reencuentras con quien amaste en el pasado"

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jueves, enero 19, 2012

Reto literario XIV y XV

Sí, es verdad, me he retrasado un poquito. Ok, no un poquito, bastante y sí, estoy consciente de ello, pero ahora que ha empezado la universidad (y que ahora sí promete ser un colador de estudiantes - habrá que esforzarse) solo podré subir unos dos o uno de vez en cuando, porque hacer las entradas toma tiempo y búsqueda (lo sabrán las blogueras y blogueros), te vuelves hábil con los años, pero no eres Flash tampoco.

Sólo les dejaré dos y discúlpenme, por favor.

Sigamos con el reto de Personajes literarios.


14- Personaje menos inteligente o sabio

Lydia Bennet de la novela Orgullo y Prejuicio de Jane Austen



Dejemos que el mismo Sr. Bennet nos diga que piensa de sus hijas (y a mi modo de ver, en especial, Lydia)

Fragmento:

"––Eres demasiado comedida. Estoy seguro de que el señor Bingley se alegrará mucho de veros; y tú le llevarás unas líneas de mi parte para asegurarle que cuenta con mi más sincero consentimiento para que contraiga matrimonio con una de ellas; aunque pondré alguna palabra en favor de mi pequeña Lizzy.

––Me niego a que hagas tal cosa. Lizzy no es en nada mejor que las otras, no es ni la mitad de guapa que Jane, ni la mitad de alegre que Lydia. Pero tú siempre la prefieres a ella.

––Ninguna de las tres es muy recomendable ––le respondió––. Son tan tontas e ignorantes como las demás muchachas; pero Lizzy tiene algo más de agudeza que sus hermanas.

––¡Señor Bennet! ¿Cómo puedes hablar así de tus hijas? Te encanta disgustarme. No tienes compasión de mis pobres nervios".

Y ahora, veamos lo que opina Lizzie

Fragmento:

"- No me entiendes. No me quejo de eso. No denuncio peligros concretos, sino generales. Nuestro prestigio y nuestra respetabilidad ante la gente serán perjudicados por la extrema ligereza, el desdén y el desenfreno de Lydia. Perdona, pero tengo que hablarte claramente. Si tú, querido padre, no quieres tomarte la molestia de reprimir su euforia, de enseñarle que no debe consagrar su vida a sus actuales pasatiempos, dentro de poco será demasiado tarde para que se enmiende. Su carácter se afirmará y a los dieciséis años será una coqueta incorregible que no sólo se pondrá en ridículo a sí misma, sino a toda su familia; coqueta, además, en el peor y más ínfimo grado de coquetería, sin más atractivo que su juventud y sus regulares prendas físicas; ignorante y de cabeza hueca, incapaz de reparar en lo más mínimo el desprecio general que provocará su afán de ser admirada. Catherine se encuentra en el mismo peligro, porque irá donde Lydia la lleve; vana, ignorante, perezosa y absolutamente incontrolada. Padre, ¿puedes creer que no las criticarán y las despreciarán en dondequiera que vayan, y que no envolverán en su desgracia a las demás hermanas?"

¿Qué pienso yo?

Lo gracioso de todo el asunto es que debo y estoy de acuerdo con las citas de los libros. Lydia es por mucho el personaje más tonto que he visto en toda la literatura y este sentir es perdurable. Basta leer Orgullo y Prejuicio o ver la película o la miniserie para comprobarlo.

15- Personaje más enamoradizo

Romeo de la obra teatral Romeo y Julieta escrita por William Shakespeare



Fragmento:

"Benvolio: Sólo faltaba una hora para que el sol amaneciese por las doradas puertas del Oriente, cuando salí a pasear, solo con mis cuidados, al bosque de sicomoros que crece al poniente de la ciudad. Allí estaba tu hijo. Apenas le vi me dirigí a él, pero se internó en lo más profundo del bosque. Y como yo sé que en ciertos casos la compañía estorba, seguí mi camino y mis cavilaciones, huyendo de él con tanto gusto como él de mí.
Señora de Montesco: Dicen que va allí con frecuencia a juntar su llanto con el rocío de la mañana y contar a las nubes sus querellas, y apenas el sol, alegría del mundo, descorre los sombríos pabellones del tálamo de la aurora, huye Romeo de la luz y torna a casa, se encierra sombrío en su cámara, y para esquivar la luz del día, crea artificialmente una noche. Mucho me apena su estado, y sería un dolor que su razón no llegase a dominar sus caprichos.
Benvolio: ¿Sospecháis la causa, tío?
Montesco: No la sé ni puedo indagarla.
Benvolio: ¿No has podido arrancarle ninguna explicación?
Montesco: Ni yo, ni nadie. No sé si pienso bien o mal, pero él es el único consejero de sí mismo. Guarda con avaricia su secreto y se consume en él, como el germen herido por el gusano antes de desarrollarse y encantar al sol con su hermosura. Cuando yo sepa la causa de su mal, procuraré poner remedio.
Benvolio: Aquí está. O me engaña el cariño que le tengo, o voy a saber pronto la causa de su mal.
Montesco: ¡Oh si pudieses con habilidad descubrir el secreto! Ven, esposa.

(Entra Romeo)

Benvolio: Muy madrugador estás.
Romeo: ¿Tan joven está el día?
Benvolio: Aún no han dado las nueve.
Romeo: ¡Tristes horas, cuán lentamente camináis! ¿No era mi padre quien salía ahora de aquí?
Benvolio: Sí por cierto. Pero ¿qué dolores son los que alargan tanto las horas de Romeo?
Romeo: El carecer de lo que las haría cortas.
Benvolio: ¿Cuestión de amores?
Romeo: Desvíos.
Benvolio: ¿De amores?
Romeo: Mi alma padece el implacable rigor de sus desdenes.
Benvolio: ¿Por qué el amor que nace de tan débiles principios, impera luego con tanta tiranía?
Romeo: ¿Por qué, si pintan ciego al amor, sabe elegir tan extrañas sendas a su albedrío? ¿Dónde vamos a comer hoy? ¡Válgame Dios! Cuéntame lo que ha pasado. Pero no, ya lo sé. Hemos encontrado el amor junto al odio; amor discorde, odio amante; rara confusión de la naturaleza, caos sin forma, materia grave a la vez que ligera, fuerte y débil, humo y plomo, fuego helado, salud que fallece, sueño que vela, esencia incógnita. No puedo acostumbrarme a tal amor. ¿Te ríes? ¡Vive Dios!...
Benvolio: No, primo. No me río, antes lloro.
Romeo: ¿De qué, alma generosa?
Benvolio: De tu desesperación.
Romeo: Es prenda de amor. Se agrava el peso de mis penas, sabiendo que tú también las sientes. Amor es fuego aventado por el aura de un suspiro; fuego que arde y centellea en los ojos del amante. O más bien es torrente desbordado que las lágrimas acrecen. ¿Qué más podré decir de él? Diré que es locura sabia, hiel que emponzoña, dulzura embriagadora. Quédate adiós, primo.
Benvolio: Quiero ir contigo. Me enojaré si me dejas así, y no te enojes.
Romeo: Calla, que el verdadero Romeo debe andar en otra parte.
Benvolio: Dime el nombre de tu amada.
Romeo: ¿Quieres oír gemidos?
Benvolio: ¡Gemidos¡ ¡Donosa idea! Dime formalmente quién es.
Romeo: ¿Dime formalmente?... ¡Oh, qué frase tan cruel! Decid que haga testamento al que está padeciendo horriblemente. Primo, estoy enamorado de una mujer.
Benvolio: Hasta ahí ya lo comprendo.
Romeo: Has acertado. Estoy enamorado de una mujer hermosa.
Benvolio: ¿Y será fácil dar en ese blanco tan hermoso?
Romeo: Vanos serían mis tiros, porque ella, tan casta como Diana la cazadora, burlará todas las pueriles flechas del rapaz alado. Su recato la sirve de armadura. Huye de las palabras de amor, evita el encuentro de otros ojos, no la rinde el oro. Es rica, porque es hermosa. Pobre, porque cuando muera, sólo quedarán despojos de su perfección soberana.
Benvolio: ¿Está ligada a Dios por algún voto de castidad?
Romeo: No es ahorro el suyo, es desperdicio, porque esconde avaramente su belleza, y priva de ella al mundo. Es tan discreta y tan hermosa, que no debiera complacerse en mi tormento, pero aborrece el amor, y ese voto es la causa de mi muerte.
Benvolio: Déjate de pensar en ella.
Romeo: Enséñame a dejar de pensar.
Benvolio: Hazte libre. Fíjate en otras.
Romeo: Así brillará más y más su hermosura. Con el negro antifaz resalta más la blancura de la tez. Nunca olvida el don de la vista quien una vez la perdió. La beldad más perfecta que yo viera, sólo sería un libro donde leer que era mayor la perfección de mi adorada. ¡Adiós! No sabes enseñarme a olvidar.
Benvolio: Me comprometo a destruir tu opinión.

(...)

Benvolio: Rosalía a quien adoras, asistirá a esta fiesta con todas las bellezas de Verona. Allí podrás verla y compararla con otra que yo te enseñaré, y el cisne te parecerá grajo.
Romeo: No permite tan indigna traición la santidad de mi amor. Ardan mis verdaderas lágrimas, ardan mis ojos (que antes se ahogaban) si tal herejía cometen. ¿Puede haber otra más hermosa que ella? No la ha visto desde la creación del mundo, el sol que lo ve todo.
Benvolio: Tus ojos no ven más que lo que les halaga. Vas a pesar ahora en tu balanza a una mujer más bella que esa, y verás cómo tu señora pierde de los quilates de su peso, cotejada con ella.
Romeo: Iré, pero no quiero ver tal cosa, sino gozarme en la contemplación de mi cielo.

(...)

Romeo(A su criado): Dime, ¿qué dama es la que enriquece la mano de ese galán con tal tesoro?
Criado: No la conozco.
Romeo: El brillo de su rostro afrenta al del sol. No merece la tierra tan soberano prodigio. Parece entre las otras como paloma entre grajos. Cuando el baile acabe, me acercaré a ella, y estrecharé su mano con la mía. No fue verdadero mi antiguo amor, que nunca belleza como ésta vieron mis ojos.

(...)

Romeo(Cogiendo la mano de Julieta): Si con mi mano he profanado tan divino altar, perdonadme. Mi boca borrará la mancha, cual peregrino ruboroso, con un beso.
Julieta: El peregrino ha errado la senda aunque parece devoto. El palmero sólo ha de besar manos de santo.
Romeo: ¿Y no tiene labios el santo lo mismo que el romero?
Julieta: Los labios del peregrino son para rezar.
Romeo: ¡Oh, qué santa! Truequen pues de oficio mis manos y mis labios. Rece el labio y concededme lo que pido.
Julieta: El santo oye con serenidad las súplicas.
Romeo: Pues oídme serena mientras mis labios rezan, y los vuestros me purifican. (La besa)
Julieta: En mis labios queda la marca de vuestro pecado.
Romeo: ¿Del pecado de mis labios? Ellos se arrepentirán con otro beso. (Torna a besarla)
Julieta: Besáis muy santamente.
Ama: Tu madre te llama."

¿Porqué lo escogí?

Contrario a las muchas adaptaciones de esta gran obra, la mayoría olvida la parte del inicio del libro, donde Romeo "sufre por amor" a una mujer imposible: Rosalía, la que ha hecho votos de castidad a Dios, ¿qué les parece? Lo que yo creo aquí, es que Romeo es un apasionado que se entrega por completo a sus sentimientos y a sí mismo, sin restricciones ni represiones (quizás por su personalidad, quizás por su juventud) y al no ser correspondido con Rosalía "sufre cruelmente". (Entonces, lo que quiero decir es que no es un enamoradizo, sino un apasionado, que son dos cosas diferentes; podríamos decir que lo de Rosalía era un capricho y lo de Julieta sí era amor - así salvamos al pobre Romeo - sin embargo, tenía que escoger uno, así que el pobre - lo crea yo así o no- tenía que entrar aquí - aunque ya aclaré el asunto). Ahora, para no darles spoiler, solo les diré que Julieta es igual a él: me refiero igual de apasionada y entregada, pero con cierto recato al principio (Obvio, es mujer, peligra la reputación y el corazón de una mujer es más frágil, estamos más atadas a las opiniones que ellos y esto hasta las feministas, lo sabemos muy bien, ¡faltaba más!), léanla, se los sugiero muchísimo, léanla, se lee en una hora para un lector-blogger y es sumamente encantadora: Todo. Los diálogos, la historia, los caracteres, etc.

Leer online Romeo y Julieta

¡Un saludo!

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