"Siempre te reencuentras con quien amaste en el pasado"

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jueves, junio 21, 2012

El hombre que obligó a cambiar los manuales de psicología

Redacción BBC



En 1969, el psicólogo David Rosenhan y un grupo de siete voluntarios perfectamente cuerdos se presentaron en las oficinas de admisión de 12 instituciones mentales en Estados Unidos.

Usando identidades falsas, y pretendiendo tener síntomas que no tenían, todos lograron hacerse internar como pacientes.

En la entrevista de admisión, los pseudopacientes aseguraron escuchar ruidos, luego voces. Pero una vez adentro, abandonaron sus síntomas y comenzaron a comportarse de manera normal.
No se trató de una broma del día de los inocentes, estos falsos dementes comandados por Rosenhan tenían una misión: cuestionar la capacidad de la psiquiatría de distinguir entre la locura y la cordura.
"Para David, un científico es alguien que mira a su campo de estudio con escepticismo y ve cuáles son los problemas. Su temor era que la gente resultara dañada por la psiquiatría", le dijo a la BBC Florence Keller, psicóloga clínica y amiga de Rosenhan.

Impostores

Durante su estadía en el hospital para enfermos mentales, Rosenhan fue tomando notas sobre su experiencia. El siguiente, es un extracto de su diario:
"El asistente me llevó a una sala y señalando una silla me dijo: 'Te perdiste la cena pero te buscaré algo para comer. Siéntate donde quieras', y se marchó. Esperé más de una hora y media. A eso de las 18.15 llegó otro asistente con una bandeja. 'Esta es tu cena', dijo, y se fue".
"Yo me sentía incómodo, no sabía dónde estaba el baño, donde iba a dormir o dónde estaban mis cosas. ¿Qué es lo que hace uno aquí?, me pregunté. ¿Hay algún teléfono? ¿Puedo llamar a mi esposa y a mis hijos? ¿Cuándo voy a ver a un médico? (....) Tuve que esperar hasta las 22.45 para que un asistente me muestre donde iba a dormir. Me prestaron muy poca atención, como si no existiese".
De hecho, según explicó Rosenhan en el estudio que publicó posteriormente en la revista Science -titulado On being sane in insane places-, el personal sólo estuvo en contacto con los pseudopacientes internados un promedio de 6 minutos al día.
Y a pesar de que Rosenham les dijo a sus médicos que ya se sentía mejor y que quería irse, lo retuvieron allí durante 52 días.
En promedio todos los pacientes del grupo de Rosenham permanecieron internados por un total de 19 días. Pero, lo más llamativo, es que ningún miembro del personal se dio cuenta de que eran impostores.

La clave está en el contexto

"Lo más interesante del estudio es cómo el contexto informa todo", explica Keller. "Si ves un hombre con un arma asumes inmediatamente que es un criminal. Si el contexto es un estudio de cine y a su alrededor hay cámaras, el contexto indica que el hombre es un actor".
"Para David, el contexto de una clínica psiquiátrica hace que cualquiera que sea un paciente parezca sufrir alguna patología. O, que un comportamiento que parece completamente normal en la casa o en la ofiicna parezca el síntoma de un desorden cuando se lo observa en un hospital", añade Keller.
Curiosamente, aunque los médicos no notaron nada inusual en los pseudopacientes, los auténticos pacientes sí notaron la diferencia.
"Algunos decían cosas como 'tú no estás loco, tú debes ser un maestro, un periodista o algo así. Tú debes estar estudiando este hospital", cuenta Hank O'Laura un alumno de Rosenham que en ese momento tenía 19 años.
Cuando los médicos le dieron el alta a Rosenhan y al resto de los que participaron en el experimento, lo hicieron diciendo que los pacientes estaban mejor, pero dejando en claro que no estaban curados.
Esto quiere decir que la supuesta esquizofrenia se mostraba en remisión, pero que continuaba en estado latente.

Cambios fundamentales

Cuando Rosenhan publicó los resultados de su investigación en 1973 fue como si alguien hubiese lanzado una bomba contra el establishment de la psiquiatría. El público quedó fascinado, y los profesionales de salud mental lo odiaron. El estudio fue duramente criticado por su metodología y por sus conclusiones.
Rosenhan fue acusado de usar engaños y trampas, y las autoridades de uno de los hospitales lo desafió a que enviase todos los pseudopacientes que quisiera, asegurándole que reconocería a todos.
El médico accedió. Cuando el experimento finalizó, el hospital con orgullo dijo haber reconocido a los 41 impostores.
Pero lo cierto es que Rosenhan no había enviado a ninguno.
Más allá del revuelo que causó, el experimento logró que se reescribiese el manual de diagnóstico psicológico en Estados Unidos y que se reevaluara la relación médico-paciente en las instituciones mentales.
Rosenhan continuó enseñando psicología hasta su muerte, en febrero de este año.
Fuente: BBC Mundo

Comentario personal: Este es por mucho uno de los experimentos más importantes y controversiales que he tenido el placer de leer. Cómo lo señala el mismo estudio, el problema de las etiquetas en la psiquiatría y/o psicología, es algo que deba considerarse con atención. El experimento demostró que una vez que las personas eran tildadas de "locas", cualquier comportamiento que tuvieran era considerado parte de la patología, aunque en realidad, fuera un comportamiento de lo más normal. Y también está el trato médico-paciente, los médicos trataban a los pacientes como si no tuvieran consciencia de las cosas, como si no existieran, ¿porqué?, seguramente porque al pensar que tenían una enfermedad mental, los pacientes al estar en su "mundo" ni siquiera notarían el trato que les daban. 
Ahora bien, esto no debe significar que se descarte toda la ciencia de la salud mental así como así , sino que, todo lo contrario, debe servir para mejorar a las personas en nuestra profesión. Les menciono varios puntos que yo considero importantes:
1- Ser más certeros y concisos en los diagnósticos e inclusive potenciar nuestro espíritu investigativo para encontrar nuevas formas de diagnosticar.
2- No creerse que las podemos todas, porque los médicos en salud mental no son dioses.
3- Tratar a los pacientes con humanidad, inclusive, deberíamos evitar las etiquetas y las formas de tratar a estas personas e identificar que conducta es de una patología y que no lo es. 
Por lo visto, hay mucho que debemos hacer, pero desde el momento en que escoges esta profesión - al igual que con toda elección en la vida - aceptas los retos y responsabilidades que vienen con ella. 
¡Saludos, amigos!



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